La agricultura, como el resto de sectores, tiene que afrontar el cambio climático. Sin duda, es un sector muy afectado por el calentamiento global, pero no podemos obviar que también es parte importante del problema.
Las encuestas oficiales señalan que para los consumidores españoles el cambio climático es el tercer problema más grave al que se enfrenta el mundo. Al estar en boca de todos, damos por hecho que sabemos de qué se trata, pero desafortunadamente no siempre es así.
¿Conoces el origen de ese calentamiento global?
La atmósfera terrestre está compuesta principalmente por nitrógeno, oxígeno y argón, además de los llamados Gases de Efecto Invernadero (GEI): dióxido de carbono, vapor de agua, ozono, metano y óxido nitroso. La presencia de estos GEI, en su proporción natural, posibilita la vida tal y como la conocemos actualmente.
Sin embargo, actividades humanas como el transporte, la industria, la generación de electricidad y la agricultura/ganadería emiten cada vez más cantidad de GEI a la atmósfera, alterando su composición natural y provocando el “calentamiento global” del planeta.
¿Sabes qué papel tiene la agricultura frente al mismo?
Si hay alguna actividad productiva que dependa directamente del climay de su variabilidad, ésta es sin duda la agricultura. Los datos confirman que 2023 ha sido el peor año de la historia –desde que hay registros– en lo que respecta a la meteorología, con un aumento considerable de las temperaturas y mayores periodos de sequía.
En contraposición, el sector agrícola es responsable de aproximadamente el 12% de las emisiones totales de GEI a la atmósfera, siendo en la actualidad la cuarta actividad emisora en España. Las principales fuentes emisoras son: laboreo del suelo, riego, quema de restos de poda, defectuosa gestión de estiércol, empleo de fertilizantes carbonatados, etc.
Sin embargo, lo que convierte a la agricultura en única, es su capacidad de mitigarlo, actuando como sumidero de carbono, es decir, “secuestrando carbono” mediante su fijación a través de la fotosíntesis.
Es por ello, que las autoridades y entidades privadas estén apostando cada vez más por iniciativas basadas en una agricultura mucho más sostenible que ayude a revertir la crisis climática, a través de prácticas agrícolas como el fomento de la cubierta vegetal permanente, la reutilización de los restos agrícolas, la labranza mínima, etc, así como la utilización de herramientas de gestión como es la huella de carbono, que permite conocer la cantidad de gases de efecto invernadero que se está emitiendo a la atmósfera.
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