Potenciar la calidad de los alimentos, la seguridad alimentaria, el desarrollo rural, la integridad del medio ambiente o fortalecer las capacidades productivas de los territorios rurales son los principales fundamentos de la producción ecológica. Avalada por una regulación y un sistema de control de ámbito europeo, la sociedad dispone hoy día de una oferta completa de alimentos ecológicos, libres de sustancias químicas de síntesis y de organismos genéticamente modificados. Aunque si la valoramos con visión holística, la alimentación ecológica aporta múltiples beneficios a consumidores, productores y empresas.
Sabor y Salud. Continuamente se publican trabajos de investigación que demuestran las propiedades relacionadas con la aportación a la salud y satisfacción por su consumo. La profesora de la Universidad Politécnica de Valencia María Dolores Raigón lleva años investigando los atributos específicos de los alimentos ecológicos. Sus trabajos indican una mayor concentración nutricional en los productos vegetales, ya que se respeta el ritmo de crecimiento natural de la planta y se recolecta en su momento óptimo de maduración. También contienen menos agua, lo que favorece la intensidad de los sabores y la concentración de nutrientes, alargando su periodo de conservación en óptimas condiciones.
Equilibrio medioambiental. La agricultura ecológica apuesta por la conservación de la biodiversidad de las zonas agrarias, reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, haciendo de la prevención y la simbiosis natural entre animales y plantas su mejor herramienta. Por su parte, la ganadería ecológica juega un importante papel en la gestión de los bosques a través de la ganadería extensiva, en la conservación de razas ganaderas autóctonas y el bienestar animal. Además de ofrecer productos cárnicos de alto valor añadido, las especialidades gastronómicas encuentran en la elaboración con productos ecológicos una excelente oportunidad para mejorar su comercialización.
Valor social. Es importante recordar la aportación de la agricultura ecológica a la igualdad de hombres y mujeres del medio rural. También contribuye a la fijación de población en estas áreas, resaltando en la sociedad la labor de los trabajadores del campo e innovando con nuevas fórmulas comerciales que suponen una oportunidad para fortalecer el tejido empresarial agroalimentario, respondiendo al mismo tiempo a las demandas de los consumidores, cada día más preocupados por una alimentación socialmente responsable.