El uso global de pesticidas ha aumentado significativamente en las últimas décadas, afectando a la salud humana y el medio ambiente, y contaminando lugares incluso alejados de las áreas de aplicación.
La mayoría de las sustancias activas de los pesticidas utilizados en la agricultura convencional y ecológica no solo afectan a los organismos objeto de aplicación, sino que también tienen efectos secundarios en el resto de organismos asociados, incluidos los humanos.
Ese uso intensivo de pesticidas contribuye a la disminución global de la biodiversidad. Esta pérdida de biodiversidad en última instancia debilita los cimientos de la producción agrícola y, por lo tanto, amenaza gravemente el futuro de nuestros alimentos, medios de subsistencia, salud y medio ambiente.
En este contexto, la Comisión de la Unión Europea presentó el Pacto Verde Europeo con sus estrategias De la Granja a la Mesa y Biodiversidad, que pretenden, entre otros aspectos, reducir a la mitad el uso y riesgo de pesticidas químicos en la UE para 2030, y ampliar la agricultura ecológica al 25 % de las tierras agrícolas de la UE.
Estos objetivos convirtieron la cuestión del uso de pesticidas en la agricultura en un tema de debate político y social. En una declaración a la Comisión de la UE, la industria de pesticidas de Europa argumentó que un aumento de la agricultura ecológica conduciría a un «mayor volumen general de uso de pesticidas en Europa», porque las tasas de aplicación de pesticidas naturales por hectárea serían mucho más altas que las de los pesticidas sintéticos.
Este argumento sólo tendría sentido si las sustancias activas de los pesticidas permitidos en la agricultura ecológica fueran significativamente más peligrosas que las de los pesticidas químicos-sintéticos utilizados en la agricultura convencional.
Es por ello, que IFOAM Organics Europe ha promovido el estudio comparativo de los peligros toxicológicos potenciales para los seres humanos y el medio ambiente de las sustancias activas de los pesticidas aprobadas solo para la agricultura convencional frente a las aprobadas para su uso en la agricultura ecológica.
En dicho estudio se han analizado las diferencias entre las 256 sustancias activas de pesticidas sólo permitidas en agricultura convencional y las 134 sustancias permitidas en agricultura ecológica en cuanto a sus potenciales peligros y riesgos, así como la frecuencia de su uso.
De las 256 sustancias activas de pesticidas, en su mayoría sintéticas, permitidas solo en la agricultura convencional, el 55% lleva advertencias de peligro para la salud o el medio ambiente; de las 134 sustancias activas naturales que también están permitidas en la agricultura ecológica, solo el 3% lo hace. Se encontraron advertencias sobre posibles daños al feto, sospecha de carcinogenicidad o efectos letales agudos en el 16 % de los pesticidas utilizados en la agricultura convencional, pero en ninguno de los aprobados para uso ecológico.
Estas conclusiones se explican porque la mayoría de los ingredientes activos naturales no son ni siquiera “sustancias” en sentido estricto, sino microorganismos vivos. Éstos constituyen el 56% de los pesticidas aprobados en agricultura ecológica. Como habitantes naturales del suelo, no tienen propiedades de sustancias peligrosas. Otro 19% de los pesticidas orgánicos se clasifican desde el principio como “ingredientes activos de bajo riesgo” (como por ejemplo, el fosfato férrico) o aprobados como “sustancias básicas” (por ejemplo, aceite de girasol, vinagre, leche).
Es por ello que se puede afirmar que las sustancias activas sintéticas permitidas en la agricultura convencional son mucho más peligrosas y problemáticas que las sustancias activas naturales aprobadas en la agricultura ecológica.
Fuente: www.organicseurope.bio